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Línea de crédito: ¿qué es y cómo funciona?

Una línea de crédito es un término económico con el que muchas empresas e instituciones están familiarizadas, pero también muchos particulares, que recurren a ella para tener una financiación más flexible en determinados gastos cotidianos. No obstante, no siempre se tiene claro en qué consiste y a menudo se confunde con el concepto tradicional de préstamo. En este artículo vamos a aclarar todo ello. Además, te daremos nuestra opinión y algunos consejos para que hagas un buen uso del endeudamiento.

Una línea de crédito es como una cuenta virtual de donde puedes retirar dinero siempre que lo necesites y lo devuelves cuando quieras. Una línea de crédito es un contrato por el cual la entidad financiera pone a disposición del usuario una cierta cantidad de dinero por un período determinado. Durante ese plazo, el individuo puede usar una parte o toda la línea de crédito. Así, finalizado el mes, el deudor contará con un lapso, por ejemplo de dos semanas, para devolver lo consumido más intereses. Solo se cobrará intereses por la parte utilizada de la línea de crédito.

A diferencia de un préstamo, en el que el banco te transfiere una cantidad concreta de dinero, por ejemplo, 15.000 $, y tú lo devuelves junto con sus correspondientes intereses, las líneas de crédito son mucho más flexibles.

Su funcionamiento es muy parecido al de una tarjeta de crédito. El banco pone a tu disposición un importe de dinero durante un período concreto de tiempo, por ejemplo, un año, y tú puedes utilizarlo (en su totalidad o solo una parte) según lo vayas necesitando.

Principales ventajas y desventajas de una línea de crédito

La gran ventaja de esta vía de financiación es la flexibilidad en cuanto al uso de ese dinero disponible, al que se puede acceder de manera inmediata cada vez, puesto que está en 'tu' cuenta de crédito. La entidad bancaria pone a tu disposición un saldo, pero tú puedes utilizar solo una parte de él en función de tus necesidades. Eso sí, la desventaja de esta situación viene precisamente por el hecho de que el banco no solo te cobra por ese capital dispuesto, sino también por el no dispuesto. Es decir, se estará cobrando tanto por la cuantía que utilices, como por aquella que no muevas en ningún momento.

Unida a la flexibilidad está la comodidad en el manejo de ese saldo, pues en la práctica opera como una cuenta corriente propia.

Sin embargo, una de las principales desventajas de las líneas de crédito es que llevan aparejadas más comisiones que otras vías de financiación, precisamente por ese concepto de "dinero siempre disponible".

Principales elementos de una línea de crédito

Estos son los principales elementos que intervienen en una línea de crédito:

  • Cantidad máxima disponible - cuantía máxima de la que puede disponer el cliente.
  • Vencimiento - es el plazo de finalización de la línea de crédito. Normalmente suele ser de un año aunque puede ser superior si así lo establece el contrato.
  • Tipos de interés y gastos - en función de lo que se estipule en el contrato, repercutirán diversos gastos sobre el cliente. Como norma general, el gasto principal es el tipo de.

¿Por qué usar una línea de crédito?

El uso de la línea de crédito está muy extendido en el sector empresarial. Supone una fuente de financiación muy útil para las empresas para poder gestionar su tesorería de una manera más eficiente. Esto ayuda a realizar pagos puntuales que no se podrían acometer con el mero efectivo generado por la tesorería. Ejemplo de ello podría ser: sueldos y salarios, pago a proveedores, gastos extraordinarios no previstos, etc.

¿En qué se diferencia una línea de crédito de un préstamo?

La primera diferencia entre una línea de crédito y un préstamo regular es la libre disposición. En el primer caso, como explicamos anteriormente, no es necesario utilizar todo el saldo aprobado.

Otro tema a tomar en cuenta es la renovación. Una línea de crédito puede reponerse indefinidamente. Por el contrario, un préstamo se extingue una vez que termina de reintegrarse al acreedor. Asimismo, cabe notar que el tipo de interés es menor en un préstamo que en una línea de crédito.

En los préstamos hay que pagar intereses desde el momento en que se entrega el capital, mientras que en las líneas de créditos se abonarán intereses cuando se disponga del capital necesario.

Por todo lo explicado, podemos concluir que cuando se necesita una elevada financiación y no se puede regresar el crédito en el corto plazo, lo recomendable es recurrir a un préstamo.

Los usuarios de las líneas de crédito normalmente son los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, que necesitan tener cubiertas sus necesidades de liquidez en momentos puntuales. El objetivo de los préstamos suele ser la adquisición de bienes de alto valor (como por ejemplo vehículos), financiación de necesidades de capital a largo plazo o la puesta en marcha de una inversión de cierta envergadura.

Su funcionamiento es muy parecido al de una tarjeta de crédito. El banco pone a tu disposición un importe de dinero durante un período concreto de tiempo, por ejemplo, un año, y tú puedes utilizarlo (en su totalidad o solo una parte) según lo vayas necesitando.

¿Cómo lograr un incremento de línea de crédito?

Cuando usas una tarjeta de crédito, generas un historial crediticio y una calificación en el buró de crédito. Si demuestras buen uso de tu línea de crédito, el banco te considerará para darte una línea de crédito más alta. Esa es la mejor forma de cómo lograr un incremento de línea de crédito. 

¿Es una buena opción de financiación?

Pues como en todo lo que tiene que ver con la deuda, la respuesta es "depende". Si la usas de forma puntual para cubrir un gasto inesperado en un momento en el que no tienes liquidez, puede ser una opción interesante.

Sin embargo, como forma habitual de financiación para particulares, autónomos o pymes no es la mejor alternativa. Como siempre nos gusta recordar, hay que evitar la deuda en la medida de lo posible. Primero ahorrar, luego gastar; nunca al revés.


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